Para los que visitastéis la catedral de Jaén, y os quedastéis con algunas dudas:
A lo largo de los siglos, la tradición popular ha considerado siempre al Santo Rostro como uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario. Hasta nuestros días no ha llegado constancia documental cierta y verídica que aclara los orígenes de esta reliquia en Jaén.
Historiadores locales recogieron tradiciones, para unos, habría sido traída desde Roma por S. Eufrasio, uno de los Siete Varones Apostólicos y obispo de Iliturgi, que es considerado como el primer prelado con que contó Jaén.
Hay constancia, sin embargo, de que la Verónica se guardaba en el sagrario de la iglesia mayor, y sólo era mostrada a los fieles en dos ocasiones: el Viernes Santo y el día de la Asunción, y con ella se bendecían los campos de Jaén desde los balcones de la catedral.Para evitar que se degradara y estropeara, por besar y tocar, gran número de personas la venerada reliquia, el obispo Don Rodrigo Marín Rubio costeó de su propio peculio, en 1731, un precioso relicario, realizado por el afamado orfebre cordobés, Francisco José Valderrama, que fue completado por el lazo de que la Duquesa de Montemar donó en 1823. Ese lazo, desaparecido en agosto de 1936, fue sustituido por otro, al final de la Guerra Civil, cuando el Santo Rostro fue encontrado en un garage de las cercanías de París y devuelto a Jaén, en 1940.
(Resumen tomado de: http://www.catedraldejaen.org/)
A lo largo de los siglos, la tradición popular ha considerado siempre al Santo Rostro como uno de los pliegues del paño con que la mujer Verónica enjugó la faz de Cristo en su camino hacia el Calvario. Hasta nuestros días no ha llegado constancia documental cierta y verídica que aclara los orígenes de esta reliquia en Jaén.
Historiadores locales recogieron tradiciones, para unos, habría sido traída desde Roma por S. Eufrasio, uno de los Siete Varones Apostólicos y obispo de Iliturgi, que es considerado como el primer prelado con que contó Jaén.
Hay constancia, sin embargo, de que la Verónica se guardaba en el sagrario de la iglesia mayor, y sólo era mostrada a los fieles en dos ocasiones: el Viernes Santo y el día de la Asunción, y con ella se bendecían los campos de Jaén desde los balcones de la catedral.Para evitar que se degradara y estropeara, por besar y tocar, gran número de personas la venerada reliquia, el obispo Don Rodrigo Marín Rubio costeó de su propio peculio, en 1731, un precioso relicario, realizado por el afamado orfebre cordobés, Francisco José Valderrama, que fue completado por el lazo de que la Duquesa de Montemar donó en 1823. Ese lazo, desaparecido en agosto de 1936, fue sustituido por otro, al final de la Guerra Civil, cuando el Santo Rostro fue encontrado en un garage de las cercanías de París y devuelto a Jaén, en 1940.
(Resumen tomado de: http://www.catedraldejaen.org/)
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