Cómo algunos andábais preocupados por el día de hoy, ahí va una pequeña explicación de esta superstición:
El trece es un número al que se le otorga mala suerte desde
la antigüedad. Trece eran los comensales en la Última Cena de Jesucristo, en la
Cábala judía se enumeran 13 espíritus malignos, en el Apocalipsis el anticristo
llega en el capítulo 13, y en el Tarot este número hace referencia a la muerte.
Pero ¿por qué martes?
Porque es el día de la semana dedicado a Marte, el dios romano de la guerra, la
sangre y la violencia, que también dio nombre a nuestro vecino planeta rojo.
El pueblo judío da muestras de un concepto distinto de este
fatídico número. Eliezer el Rabí, ante una tremenda sequía pide se hagan trece
ayunos al fin de los cuales llueve.
Trece son los principios de Maimónides, judío español de la
Edad Media que profesó un sistema filosófico. Trece letras componen en hebreo
el nombre Jacob. Trece veces la palabra "Pacto" está escrita en el
capítulo de la circuncisión. Trece meses componen el año bisiesto hebreo.
Trece cuernos eran usados en los templos hebreos para llamar
a su comunidad, trece eran las mesas que había dentro y trece las reverencias
devocionales. Trece años debía tener cumplidos el chico hebreo para la mayoría
de edad religiosa "Bar Mitsvá" (Hijo del deber): era el día más
importante de su vida juvenil, ya que a partir de ese momento se convertía en
un miembro responsable del judaísmo y podía casarse
Así, desde tiempos medievales, en España y Grecia, y también
en Latinoamérica, se considera que la coincidencia del día del dios de la
guerra y la muerte con el número de la muerte traen "mala suerte".
Una superstición popular que también recoge el refranero español: "En
trece y martes, ni te cases ni te embarques".
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