El otro día en clase me preguntabais qué era un profeta, hablamos de ello y además surgió la idea de que lo publicaramos en el blog... Por donde, hoy, en otra clase, Mario, nos hablaba del profeta Jonás como reflexión personal que se planteaba, respecto de la llamada o vocación ... y diréis ¿de qué habla? Pues se trata de lo siguiente:
«El Señor dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay»y le ordena: «Levántate y vete a Nínive, la gran metrópolis, y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí» Jonás se levantó, pero, en vez de ir, huyó; y en lugar de ir a Nínive, se dirigió en dirección a Tarsis, al contrario de lo que se le había mandado...Parece que trataba de huir de la presencia del Señor.
Como primer aviso de esta historia, Dios envía una tormenta. La tormenta frenó la marcha del profeta y le obligó a ir a misionar contra su voluntad:«El Señor envió un pez gigantesco para que se tragara a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días con sus noches. Y desde el vientre del pez, Jonás rezó al Señor, su Dios» (Jon2,1-2).
Con su silencio obligado como tiempo de reflexión...
(continuará)
«El Señor dirigió la palabra a Jonás, hijo de Amitay»y le ordena: «Levántate y vete a Nínive, la gran metrópolis, y proclama en ella que su maldad ha llegado hasta mí» Jonás se levantó, pero, en vez de ir, huyó; y en lugar de ir a Nínive, se dirigió en dirección a Tarsis, al contrario de lo que se le había mandado...Parece que trataba de huir de la presencia del Señor.
Como primer aviso de esta historia, Dios envía una tormenta. La tormenta frenó la marcha del profeta y le obligó a ir a misionar contra su voluntad:«El Señor envió un pez gigantesco para que se tragara a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días con sus noches. Y desde el vientre del pez, Jonás rezó al Señor, su Dios» (Jon2,1-2).
Con su silencio obligado como tiempo de reflexión...
(continuará)
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